miércoles, 10 de mayo de 2017

ESTER. CAPÍTULO 16.

16Copia de la carta:
1<<El emperador Artajerjes a los gobernadores de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía, y a cuantos nos son leales, ¡salud!
2>>Considerando que muchos, cuantos más beneficios y más honra reciben de sus bienhechores más se ensoberbece, 3y no sólo intentan maltratar a nuestros súbditos, sino que, no pudiendo dominar su propia arrogancia, conspiran contra sus mismos bienhechores, borran del corazón humano el sentimiento de gratitud y, 4más aún, ensoberbecidos con los aplausos de los malvados piensan escapar a la justicia del Dios que siempre lo ve todo y odia a los malos.
5>>Considerando que con frecuencia muchos constituidos en autoridad, influidos por los que creían amigos, a quienes confiaron la marcha de los asuntos, se han visto envueltos en desgracias irreparables y convertidos en cómplices del asesinato de inocentes, porque la maldad de los amigos, 6a base de sofismas engañosos, prevaleció sobre la íntegra nobleza de sentimientos de los gobernantes. 7Basta con mirar no a las anécdotas que se nos cuentan de la antigüedad, sino delante de nuestros mismos ojos: ¡cuántas maldades no se han cometido por esa peste de gobernantes indignos! 8Por lo cual procuraremos que en el futuro tengan asegurada la tranquilidad y la paz en el reino, 9efectuando los cambios convenientes y dictaminando siempre con benevolencia y equidad los asuntos que se nos presenten.
10>>Resultando que Amán de Hamdatá, macedonio -extranjero tenía que ser, no de nuestra sangre y nuestra hidalguía-, recibido por nosotros como amigo, 11experimentó el trato humano que damos a todos los pueblos, hasta el punto de haber sido proclamado "nuestro padre" y reverenciado por todos como virrey; 12pero no sabiendo mantenerse en su rango, ha intentado arrebatarnos el poder y la vida, pues a base de taimados engaños 13nos pidió la muerte de Mardoqueo, nuestro salvador y continuo bienhechor, y la de Ester, nuestra intachable compañera en el trono, junto con toda su raza 14(con estas medidas pensaba dejarnos aislados y pasar el poder de manos de los persas a los macedonios).
15>>Resultando que no hemos comprobado que los judíos, condenados por este criminal al exterminio, sean malhechores; al contrario, se rigen por leyes justísimas 16y son hijos del Altísimo, del gran Dios vivo, que para bien nuestro y el de nuestros antecesores conserva el Imperio con un orden excelente.
17>>Ordenamos que no habéis de obedecer a la carta enviada por Amán, hijo de Hamdatá, 18porque su autor ha sido ahorcado junto a las puertas de Susa, con todos los de su casa (el Señor dominador de todo le ha dado en seguida la pena que merecía).
19>>Y que habéis de poner en público copias de esta carta y permitir a los judíos que sigan libremente sus leyes. 20Ayudadles además a defenderse de quienes los ataquen, ese mismo día trece del mes de marzo, mes de Adar. 21Porque ese día trágico para el pueblo elegido, el Dios dominador, universal, lo ha convertido en día de alegría.
22>>Por tanto, vosotros, judíos, celebrad con toda solemnidad este día señalado entre vuestras fiestas solemnes, 23para que ahora y en el futuro sea un recuerdo de salvación para vosotros y los persas de buena voluntad y un recuerdo de destrucción para vuestros enemigos.
24>>Toda ciudad o región en general que no actúe conforme a la presente orden será devastada sin piedad a hierro y fuego. Ningún hombre pondrá el pie en ella, y hasta las fieras y las aves la destetarán".

Explicación.

16,1-24 El autor griego aprovecha el momento para componer otro decreto semejante en el estilo al primero, de doble extensión, imitando el lenguaje de las cancillerías. La introducción difiere ligeramente al final respecto al primer decreto. No habla de sátrapas y jefes. Es un lenguaje exclusivamente griego, con palabras compuestas, abundancia de adjetivos, construcción sintáctica compleja, antítesis enfáticas.
El rey, con la conciencia poco tranquila, tiene que excusarse del primer decreto. Lo hace primero remontándose a principios generales, vulgares en sí, formulados con altisonante solemnidad (un rey en un decreto no puede pronunciar un buen refrán o proverbio). Después descarga toda la culpa en el primer ministro, sin ahorrar adjetivos. En contraste, una magnífica alabanza del pueblo judío. Y en conclusión una serie de disposiciones.

No sabemos si el autor griego ironiza en la primera parte o si realmente quiere excusar al rey Artajerjes, como si hubiera sido víctima inocente de un engaño.

16,4  Sal 11,4-5; 73,11; 94,7.

16,8-9 Repite varias palabras del primer decreto "tranquilidad, paz, equidad". Esta vez sin complacencia, como programa para el futuro.

16,10-14 Haciendo a Amán macedonio, traslada los sucesos a la época anterior a Alejandro, lo cual exige que ese Artajerjes sea el tercero (359-335); pero no parece que el autor griego quiera conservar la verosimilitud cronológica de su ficción. El resultado del cambio es introducir en la historia un ambiente de tensión internacional, en el que no pensaba el autor hebreo. En esquema judicial se mencionan los beneficios recibidos, como agravante, y se denuncia el triple crimen: contra el rey, contra el bienhechor, contra la reina.

16,15-16 El rey reconoce al Dios de los judíos como Dios universal de todos los reinos. El título "hijos del Altísimo" es nuevo, que sepamos. Sobre la protección divina concedida al reino persa, véase Esd 1,2; 6,10.

16,18 "El Señor da a cada cosa su destino: al malvado el día funesto" (Prov 16,4); "El Justo observa el corazón malvado y entrega al malvado a la desgracia" (Prov 21,12).

16,22-23 Es curioso que aparezca el monarca persa como fundador de la fiesta judía.

El texto hebreo daba otra versión.

16,8,15 La aparición de Mardoqueo contrasta con su figura en ademán de duelo (4,1-2) y hace estable el honor efímero de 6,11.

16,16-17 "El Señor protege la vida de sus fieles y los libra de los malvados. Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón" (Sal 97,10-11). "Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo, se alegrará Jacob y gozará Israel" (Sal 14,7).

La conversión de los gentiles se debe al terror numinoso ante la liberación, sentida como acción del Señor, "Todo el mundo se atemoriza, proclama la obra de Dios y medita sus acciones. El justo se alegra con el Señor, se refugia en él, y se felicitan los rectos de corazón" (Sal 64,10-11).

Con estos acordes festivos quisiéramos cerrar el libro y no leer más; sobre todo cuando sabemos lo que viene, porque lo hemos leído en otra ocasión. Pero no somos nosotros los dueños del libro para poner a nuestro gusto la palabra "Fin".

Séanos permitido al menos llamarlo "Apéndice". Unas páginas sobre la ejecución de la venganza y sobre la celebración de la fiesta de las suertes.

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