miércoles, 10 de mayo de 2017

ESTER. CAPÍTULO 13,8-18.

138Y oró así, recordando todas las hazañas del Señor.
9-Señor, Señor, rey y dueño de todo, porque todo está bajo tu poder y no hay quien se oponga a tu voluntad de salvar a Israel. 10Tú creaste el cielo y la tierra y todas las maravaillas que hay bajo el cielo, y eres Señor de todo; 11ni hay, Señor, quien se te pueda oponer. 12Tú lo sabes todo. Si yo me niego a postrarme ante ese soberbio Amán, tú sabes bien, Señor, que no lo hago por arrogancia, orgullo o vanidad; 13que por salvar a Israel, de buena gana le besaría yo la planta del pie. 14Si me he negado a hacerlo es porque para mí Dios está por encima de cualquier hombre. Yo no me postro ante nadie si no es ante ti, Señor mío; no lo hago por orgullo. 15Pues bien, Señor, Dios rey, Dios de Abrahán, perdona a tu pueblo; porque traman nuestra muerte, han deseado aniquilar tu antigua heredad. 16No desprecies la porción que te rescataste del país de Egipto; 17escucha mi súplica, apiádate de tu heredad, cambia nuestro duelo en fiesta, para que vivamos celebrando tu nombre, Señor. No hagas enmudecer la boca de los que te alaban.
18Ante la muerte inminente, todos los israelitas gritaban a Dios con todas sus fuerzas.

Explicación.

13,8-14,19 Las dos plegarias tienen varios elementos básicos en común: de Dios se predica el poder y la sabiduría, en sentido de conocimiento del corazón humano; en nombre del pueblo se confiesa, de modo genérico, el pecado y se pide perdón; en una "confesión negativa" se proclama la propia inocencia en el asunto específico (sin negar la participación genérica en el pecado del pueblo); en la motivación de la plegaria se destaca el tema de la alabanza de Dios, como definición del pueblo judío.

La oración de Ester presenta una forma rítmica más regular, y pasa fácilmente del singular al plural, como si estuviera más mezclada con todo el pueblo, mientras Mardoqueo lo representa casi litúrgicamente.

13,8 Sal 77,12; 105,5; 119,52; recordar las hazañas en la oración equivale a enumerarlas y meditarlas; el autor resume la serie en la fórmula genérica del verso siguiente.

13,9 La salvación es el tema dominante: en ella se manifiesta realmente el poder incontrastable del Señor, como lo demuestra la historia.

13,10-11 Del poder histórico se remonta al poder cósmico, según esquema conocido.

13,12-14 El autor se siente obligado a excusar el gesto de Mardoqueo, como si la inclinación ante Amán significase adoración a una criatura. No era así en el cuadro de la narración original, pero contiene algo de verdad duradera. El hombre no ha de someterse a otro hombre, porque su dignidad consiste en someterse sólo a Dios, fuente de libertad. Sólo en cuanto el otro hombre le ayuda a descubrir la voluntad concreta de Dios se acepta la sumisión y aun la humillación. Así es Mardoqueo, tipo y modelo de todo Israel. 

13,15 1 Re 8,30.34.36.39.50 (oración de Salomón en la inauguración del templo); Am 7,2. Y para la segunda parte, Sal 83,4-5.

13,16 Ex 15,13; Sal 74,2; 77,16; 106,10; 107,2.

13,17 Sal 30,12; 90,14-15. "Judío" significa, según la etimología de Gn 49,8, el que alaba, por eso los judíos son el pueblo que alaba al Señor.

13,18 Es como una respuesta coral, que subraya la limitación litúrgica del salmo. 

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